Calamares a la Romana
Calamares a la romana
Hoy os traigo un plato típico de la mayoría de países de la zona del Mediterráneo, son unos calamares rebozados. Se suelen servir como tapa o aperitivo acompañados de unas rodajas de limón. A lo largo y ancho del territorio español, no hay bar que se precie que no ofrezca esta deliciosa preparación. En algunas zonas es también típico servirlos dentro de un bocadillo.
La elaboración de esta receta, consiste en limpiar los calamares y cortarlos en anillas que, tras ser rebozadas, se fríen en abundante aceite. El rebozado es la clave para lograr un magnífico resultado. Se suele hacer con harina de trigo, aunque hay quien prefiere la de garbanzos, ya que aporta más sabor y salen un punto más crujiente. También hay quien prepara un rebozado con la harina, agua y levadura. Harina y cerveza o harina, huevo y levadura y algún otro tipo más de rebozado. Yo prefiero la receta original que es solo con harina y huevo y es la que pongo a continuación.
4 calamares medianos
2 huevos
Harina de trigo 150 a
200 gramos
Sal
Aceite para freír
Podemos comprar los calamares limpios y cortados en aros o podemos comprarlos enteros. Yo he preferido hacerlos con calamares enteros, para asegurarme la frescura del producto.
Los he congelado previamente durante 48 horas para evitar la posibilidad de contagio por Anisakis.
Para limpiarlos, primero retiramos los
tentáculos con cuidado de no romper la bolsa con la tinta que hay a
continuación de la cabeza.
Retiramos también la pluma o concha, que es una lámina transparente que parece un trozo de plástico. Extraemos la boca o pico, que está situada en el centro de la base de los tentáculos. Retiramos la piel y las aletas. Le damos la vuelta al calamar introduciendo un dedo por el extremo puntiagudo. Así, podemos lavar más fácilmente su interior. Tras lavarlo, lo secamos con un paño o con papel absorbente. Una vez que tenemos los calamares limpios, los cortamos en anillas o aros de, aproximadamente, un centímetro de ancho. Si las aletas son muy grandes las podemos cortar también por la mitad.
Ponemos a calentar abundante aceite en una sartén. Es preferible que, si lo podéis conseguir, hagáis uso de aceite de oliva virgen extra.
Salamos los calamares, los pasamos por la harina impregnándolos bien en ella, los pasamos por el huevo batido y vamos friendo por tandas hasta que estén dorados. Escurrimos en papel absorbente y servimos acompañados de un trozo de limón.
Una vez estén los calamares limpios, podéis cortarlos en
aros y congelarlos para tenerlos a punto para cualquier ocasión.
Han de consumirse recién hechos, ya
que, con el paso de las horas, el rebozado se reblandece perdiendo su
característica textura crujiente.
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